Buenas noches a todos que nos escuchan, esta es Una hora con Eduardo y esta noche conversamos con una psicóloga y amante de la fotografía, ¿no?, la doctora Gema Redondo.
Buenas noches. Si, en efecto, tengo una colección de fotos antiguas de Madrid, mi ciudad natal.
¿Compras las fotos de forma compulsivacompulsivocompulsiva, Gema?
Sí, es verdad. Soy una compradora compulsiva. Pero solo en cuanto a las fotos.
¿Alguna vez la compra de fotos te ha causado problemas? Problemas económicos, emocionales,...
Buena pregunta, Eduardo. Digamos que intento controlarme. Así que no, de problemas, nada.
Te lo pregunto solo porque es precisamente el tema de tu libro, ¿no? El libro, para los que no lo conocen, se titula El mercado de las manías.
Exacto.
Pues dices en tu libro que muchas veces compramos, no por necesitar un producto, sino por hacer algo con nuestras emociones. ¿No es así?
Sí, yo diría que sí. Nos va mal en el trabajo o en casa y ¡venga, a comprar! Y como hoy en día a menudo hay rebajas, todo parece razonablerazonablerazonable.
Parece razonable, pero puede causar problemas serios, ¿verdad?
Depende, depende mucho de la persona. Es peligrosopeligrosopeligroso para los que has dicho tú, los compradores compulsivos. ¿Y cómo es este tipo de comprador?
Los demás muchas veces dicen que es una persona con pasión, un aficionado. ¿Por qué? Porque puede gastar hasta el último euro en sus caprichoscapricho (m.)caprichos. Las fotos antiguas para no buscar más lejos. Ropa, música, cualquier cosa. Y si no gasta el último euro, siempre gasta más de lo planeado. Esta persona siempre tiene una buena explicación, pero detrás de su comportamientocomportamiento (m.)comportamiento puede haber problemas psicológicos. Experimentas frustraciones en tu trabajo, pero no hablas con la familia o con los amigos, sino que lo primero que haces es ir de compras. Si estás preocupado o estresado, tienes que ir a la tienda para tranquilizarte. En casi todas estas personas encontramos problemas, diríamos, típicamente psicológicos. El comprador compulsivo se enfada con los amigos, con el esposo o la esposa. En el trabajo le va cada vez peor. Y la causa de todo ello son siempre las compras. Es que tú, si eres comprador compulsivo, no puedes esperar: si ves un producto que te promete tranquilidad, alegríaalegría (f.)alegría, satisfacciónsatisfacción (f.)satisfacción, tienes que tenerlo ya, en el momento. Un comprador compulsivo es, en realidad, un niño.
Pues yo soy todo lo contrario porque siempre he sido un tacañotacañotacaño.
Esto no es del todo cierto, Eduardo. Ser comprador tacaño tampoco es muy positivo. No gastas el último euro en caprichos, pero te duele cuando tienes que comprar cualquier cosa, también las cosas que realmente necesitas. ¿Resultado? Las compras provocan estrés. Este comportamiento también puede provocar frustración.
¿Existe, entonces, el comprador ideal?
Sí. Es el comprador controladocontroladocontrolado.
¿Veo algo, lo quiero comprar, pero me controlo y no lo compro?
Es más bien otra filosofía de compras. Un comprador controlado no va de compras en su tiempo libre. Si tiene tiempo, queda con amigos, va al cine o hace deporte. Va a la tienda solo porque necesita algo específico. ¿Y cómo lo sabe? Son personas que antes de comprar hacen listas de cosas que necesitan, leen en Internet sobre un producto que les interesa para tomar una decisión consciente, saben qué presupuestopresupuesto (m.)presupuesto tienen y no gastan más. En fin, si tienes que comprar, compras, pero antes te lo piensas bien.
Y entre nosotros, ¿hay compradores controlados? Escribidme qué cosas podemos hacer para aprender a controlar nuestras compras.