Hola, buenos días a todos y a todas. Hoy quería hablar sobre los peligros de las montañas, sobre todo, los peligros que corren los alpinistas que deciden subir las montañas más exigentes del mundo. Son personas de la élite del montañismo y, sin embargo, cada temporada escuchamos las tristes noticias sobre la muerte o desaparición de un gran número de escaladores. Algunos de los mejores alpinistas mundiales han muerto en la montaña: Mickez Croz, Louis Lachenal, Herman Buhl, Renato Casarotto, Pere Aymerich, Enric Font... En el montañismo, contrariamente a los demás deportes, los accidentes suelen ser graves, protagonizados por principiantes, y se producen mayoritariamente en el descensodescenso (m.)descenso. Solo en los Alpes, se producen cada verano entre 80 y 100 muertes.
¿Por qué mueren los grandes alpinistas? ¿Cuáles son las causas de los accidentes en la montaña? ¿Cuáles son los peligros reales? ¿Por qué vuelven una y otra vez a conquistar las grandes cumbrescumbre (f.)cumbres? Solo el amor a la montaña, ligado a la especial sensación de pasar unos minutos en la cumbrecumbre (f.)cumbre, puede provocar que el alpinista vuelva una y otra vez a intentar escalar las montañas más altas del mundo. Preparando el programa de hoy he hablado con varios especialistas: alpinistas profesionales, psicólogos de deporte, médicos y lo que sigue es una reflexión generalizada, basada en las conversaciones que he tenido.
Para empezar, me gustaría enfatizar que al contrario de lo que se puede escuchar tras un accidente, el montañismo no incluye la búsqueda de peligros, y menos aún el jugar con la muerte. El alpinista conoce bien las condiciones que pueden presentarse en una escalada: sol, tempestadtempestad (f.)tempestad, roca seca sobre la que se sostiene bien, roca helada sobre la que es fácil un resbalónresbalón (m.)resbalón, viento del norte que promete buen tiempo o viento del oeste que amenaza con tormenta. Calor abrumadorabrumadorabrumador y, dos horas después, hielo. El montañismo se basa siempre en experiencia y conocimiento profundo de las montañas. No obstante, no todo puede preverse. El riesgo siempre está allí cuando uno sale a las montañas. Todas las decisiones de un buen alpinista se toman con el fin de minimizarminimizarminimizar el riesgo. Los accidentes ocurren cuando lo inesperado de la naturaleza se impone sobre la experiencia y el conocimiento del ser humano.
Existen motivos objetivos por los que se producen la mayoría de accidentes en los Pirineos, Alpes o Himalaya. Por ejemplo, la caída de piedras, provocada generalmente por el escalador, el viento o la lluvia. La peor hora es aquella en la que el sol recalientarecalentarrecalienta las paredes, ya que las piedras que están en la nieve dura se deslizandeslizarsedeslizan, caen y provocan el accidente. Por lo tanto, hay que partir temprano y elegir bien el itinerarioitinerario (m.)itinerario. Los aludes son los grandes causantes de las tragedias en la montaña y el peligro más temido por los alpinistas. El alud de nieve suele ser de dos tipos: los de superficie, en los que solo se desliza la capacapa (f.)capa de nieve superior, y los de fondo, que arrasanarrasararrasan con cuanto encuentran a su paso.
El alpinista depende en gran medida de las condiciones climáticas. El tiempo no solo puede impedir la coronación de un objetivo, sino que incluso impide que la expedición se ponga en marcha.
A todos estos peligros objetivos hay que añadir los subjetivos, es decir, aquellos que provoca el propio deportista: falta de entrenamiento, fatigafatiga (f.)fatiga nerviosa y muscular, errores en la estimaciónestimación (f.)estimación de las condiciones climatológicas y de la propia montaña; incapacidad técnica y física; paso en falso; nieve que se pega bajo los cramponescrampones (m. pl.)crampones... Contra estos peligros solo existe una regla: primero, la cabeza; luego, los músculos. Pese a que el alpinista de élite conoce bien todos estos problemas, los accidentes siguen produciéndose día a día. Louis Lachenal se mató al caer en una grietagrieta (f.)grieta. Herman Buhl, desapareció entre la niebla en el descenso del Chogolisa. Renato Casarotto murió cuando descendía del K2 al caer en otra grieta. En ese mismo mes, el matrimonio francés formado por Liliane y Maurice Barrard desapareció en medio de una gran tormenta, después de conquistar el K2.