Nuria: ¿Qué tal las clases, Miguel?
Miguel: ¡Uff!, estoy cansado, quiero ir a mi casa y dormir un poco.
Nuria: Pero si tenemos que ir ahora a la clase de Matemáticas.
Miguel: ¿A qué hora empieza la clase?
Nuria: A las diez.
Miguel: Perfecto, puedo dormir cinco minutos.
Nuria: No, necesito tu ayuda. Quiero practicar algo de Matemáticas, ¿me ayudas?
Miguel: Claro. ¿Cuánto es treinta más cincuenta?
Nuria: Hmmm, ochenta.
Miguel: Muy bien. ¿Y uno más uno?
Nuria: Miguel, eso es muy fácil. ¿Qué tal te sientes para el examen del jueves?
Miguel: ¿Si hago mal el examen lo puedo repetir?
Nuria: No tienes que pensar en repetir el examen, tienes que estudiar ahora, yo te ayudo.
Miguel: Muchas gracias, Nuria.
Nuria: Lo primero es identificar dónde está tu problema, qué cosas te parecen más difíciles e intentar entenderlas. Yo te puedo explicar cómo se resuelven los ejercicios. A ver, dime. ¿Con qué tienes problemas?
Miguel: Con las matemáticas.
Nuria: Eso es muy general, especifica un poco más.
Miguel: En primer lugar, creo que mi problema es que no me gusta el profesor, por eso no atiendo mucho en las clases. Su forma de explicar es muy… muy… aburrida.
Nuria: Son matemáticas, ¿qué esperas? ¿Una fiesta en la clase?
Miguel: No, pero algún chiste de vez en cuando, bromas, situaciones graciosas, ese tipo de cosas que alegran el día.
Nuria: ¿Te puedo dar mi opinión?
Miguel: Sí, claro.
Nuria: Pienso que te aburres porque no participas en la clase, estás totalmente desconectado. Cuando el profesor pregunta algo tú nunca contestas, estás en tu mundo.
Miguel: Eso es verdad, algunas veces me distraigodistraerseme distraigo un poquito.
Nuria: ¿Solo un poquito?
Miguel: Bueno, es cierto que en ocasiones leo cómics durante las clases de Matemáticas.
Nuria: ¿Y algo más?
Miguel: También tengo que admitir que, de vez en cuando, aprovecho la clase de Matemáticas para comerme mi bocadillo.
Nuria: ¿De vez en cuando?
Miguel: Con bastante frecuencia.
Nuria: Hmmm
Miguel: Tienes razón, todos los días lo hago. Pierdo el tiempo comiendo, leyendo otras cosas o jugando con mi teléfono móvil.
Nuria: Sabes que no se puede utilizar el móvil en clase y que, si un día el profesor te ve, te pueden expulsar de la escuela.
Miguel: Tienes razón, voy a cambiar mi actitud en las clases de Matemáticas. Seguro que las cosas me van a ir mejor.
Nuria: Pero tienes un pequeño problema.
Miguel: ¿Cuál?
Nuria: Que el examen es en dos días y ya casi no tienes tiempo para estudiar todo lo del curso.
Miguel: Necesito tu ayuda, Nuria.
Nuria: Eso ya lo sé. ¿Quién va a estudiar Matemáticas hoy y pedir unas pizzas en mi restaurante preferido?
Miguel: Yo, ¿a qué hora nos vemos?
Nuria: A las ocho y media voy a tu casa.
Miguel: Gracias.