JUANJO: Elisa, ya no puedo más con esta situación.
ELISA: ¿A qué te refieres, Juanjo?
JUANJO: Pues mira a tu alrededor, ¿no lo ves? Estamos todos igual.
ELISA: ¿Cómo? ¿Sentados?
JUANJO: Sí, pero no es eso lo que quiero decirte. Míranos las caras. Estamos desmotivados, cansados… Básicamente, nos sentimos prisioneros en este instituto.
ELISA: Ahora que lo dices, sí que tienes algo de razón.
JUANJO: Somos como productos en serie, nos preparan a todos igual. Pero somos seres individuales, a cada uno de nosotros nos motivan e interesan cosas diferentes.
ELISA: Sí, a mí me gusta el silencio y a ti te encantan los discursosdiscurso (m.)discursos largos.
JUANJO: ¿Por qué lo dices?
ELISA: Porque te conozco y sé que vas a empezar a contarme una historia interminable.
JUANJO: No… Bueno, sí. Pero es que, mira, nos venden las pizarras digitales como un gran avance en la educación. ¿Y qué ha cambiado?
ELISA: Hmmmm.
JUANJO: Ya te lo digo yo: nada. Las pizarras digitales tienen un millón de funciones, pero nuestros profesores no las utilizan. Podrían estar mejorando su forma de dar clase, pero no lo hacen, siguen explicándonos lo mismo que les explicaban a nuestros padres. Los profesores tendrían que estar a nuestro lado, aprendiendo cada día, no por encima de nosotros, como dioses que creen saberlo todo, pero solo repiten lo mismo un año tras otro.
ELISA: Veo que hoy estás motivado.
JUANJO: Sí, piensa en las lecturas que nos mandan. Nos obligan a leer libros de hace cientos de años que a casi nadie le interesan. Deberían darnos a elegir entre algunas novelas de nuestros escritores preferidos, tendríamos muchas más ganas de leer.
ELISA: La verdad es que en eso tienes razón, yo preferiría leer una buena novela criminal, lo haría con mucho más gusto.
JUANJO: ¡Exacto! Mira las caras de nuestros compañeros, están aburridos. Aburridos de venir aquí y no aprender. Porque te voy a decir una cosa: memorizando fechas, cordillerascordillera (f.)cordilleras y nombres de reyes no nos desarrollamos. La experiencia práctica es la que nos hace desarrollarnos. Habría que crear un sistema educativo muy diferente, los alumnos deberían aprender a solucionar problemas, a sobrevivir en el mundo que les espera…
ELISA: Todo eso está muy bien, pero…
JUANJO: Déjame hablar, Elisa, que no he terminado. El principal problema de la educación es que no evoluciona. Tenemos los conocimientos, métodos e instrumentos, pero no los utilizamos. Habría que pensar en crear algo nuevo, empezando desde cero y atendiendo individualmente las necesidades de cada estudiante. El problema es que si nadie hace nada para cambiar esta situación, nuestros hijos seguirán estudiando con la misma desmotivación que nosotros.
ELISA: Juanjo, creo que tienes razón. Habría que hacer algo. Y veo que tú eres una persona que tiene las ideas muy claras. ¿Por qué no le escribes una carta al director y le dices todo esto que me has contado a mí?
JUANJO: Hmmm, no. No me apetece escribir una carta tan larga.
ELISA: ¿Porque estás desmotivado?
JUANJO: Exacto.